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¿Qué es el Cáncer?

Al tratar de "cáncer" debería propiamente hablarse de "cancerosis" porque aquí no se trata de una afección local, sino de un estado general de descomposición y degeneración orgánica por sangre gravemente maleada debido a crónicos desarreglos digestivos y deficiente actividad eliminadora de la piel del enfermo. Se explica así que sea hereditaria la predisposición al cáncer ya que los hijos heredan la calidad de la sangre de sus padres. También así se explica que los hijos cancerosos puedan librarse de su maligna herencia regenerando su propia sangre, mediante buenas digestiones y permanente actividad eliminadora de su piel.

Como afirma el Dr. William W. Sanford, el diagnóstico de cáncer, como causa de muerte, es generalmente falso. Se puede asegurar que todo enfermo muere de malas digestiones debido a fiebres destructivas de sus entrañas. El canceroso muere de malas digestiones y deficiente sistema de eliminación de su piel, riñones e intestinos. Todo esto como resultado crónico de desequilibrio térmico de su cuerpo por calentura o fiebre gastrointestinal. Si el enfermo normaliza su digestión, se salva. Esto solo será posible combatiendo su fiebre interna y afiebrando su piel. La muerte del canceroso no es producida por el tumor sino cuando este impide las funciones de nutrición o eliminación de su organismo.

El tumor no es la "enfermedad", o sea el enemigo de la salud que debemos de extirpar con la cirugía o destruir con los Rayos X. En todo caso, él constituye defensa orgánica, revelando que la naturaleza deposita localmente materias extrañas intentando aislarlo, siempre derivadas de herencia, de graves y crónicos desarreglos digestivos y deficiente sistema de eliminación de la piel del enfermo. Con esta defensa, el organismo evita que materias mortíferas circulen libremente por el cuerpo, destruyendo su vitalidad debido a su acción corrosiva en órganos nobles como el sistema nervioso, corazón, pulmones, hígado, riñones y cerebro.

Los tumores son benignos o malignos según sea el estado de defensa orgánica del sujeto. Cuando funcionan bien el aparato digestivo y la piel del enfermo, no puede presentarse la forma maligna se sus tumores o abscesos, porque su fuerza vital mantenida por la normalidad funcional de su organismo, producirá la supuración con abundante expulsión de pus o los reabsorberá para eliminar por la piel, riñones e intestinos, la materia corrompida que contienen. Por falta de esta actividad defensiva del cuerpo afectado es como se presentan y mantienen tumores malignos, duros y que no reaccionan naturalmente. su extirpación es éxito pasajero porque no se va la causa que está en la sangre maleada del enfermo.

Todo tumor denuncia estado de desarreglo funcional crónico, muy antiguo, recargo de substancia extrañas acumuladas por vida antinatural y especialmente por régimen alimenticio inadecuado. El tumor maligno siempre tiende a crecer porque en esa forma el organismo procura su defensa del proceso maligno de la enfermedad.

El tumor se inicia con la acumulación de materias mórbidas entre los tejidos. La naturaleza procura aislar estas materias extrañas que está incapacitada para eliminar. Los tejidos nuevos que se forman para enquistar dichas materias son también víctimas de la acción irritante de una sangre gravemente maleada. De aquí la inflamación creciente de los tejidos y su muerte por intoxicación.

La medicina convencional o facultativa no consigue evitar el mentado cáncer, por cuanto se desentiende de cuidar la normalidad funcional del cuerpo humano y sólo se dirige a combatir el efecto del desarreglo funcional. Esta medicina tampoco puede curar esta dolencia, pues ignora los recursos naturales y su aplicación para purificar la sangre mediante buenas digestiones y activas eliminaciones que es el único medio de auxiliar al organismo enfermo y permitirle reacciones contra este gravísimo mal.

Sir W. Arbuthnot Lane, antigua autoridad mundial en medicina, en un estudio sobre el cáncer, ha escrito: "En lugar de estudiar alimentación y desintoxicación del cuerpo humano, hemos estado estudiando gérmenes... El mundo está en un camino errado. Libremos al cuerpo de sus toxinas y alimentémonos correctamente y estará hecho el milagro de la salud."

En un estudio, fruto de largos años de experiencia en Berlín y París, el médico germano Von Brahmer, a la Academia de Medicina, señala que la sangre impura produce el cáncer. Siendo, pues, la medicina facultativa impotente para curar el cáncer, por su incapacidad para purificar la sangre, practica la cirugía extirpando el tumor canceroso, con lo que generalmente sólo se consigue martirizar al enfermo y esparcir más la materia corrompida por todo su cuerpo.

A propósito de esto; el Padre Tadeo afirma: "Puedo decir que toda operación de cáncer, si no es nociva, es por lo menos inútil y superflua. La razón está en que el cáncer es la enfermedad general de la sangre y debe ser combatida por tratamiento general de todo el cuerpo, siendo secundario el tratamiento local", la medicina convencional no suele actuar purificando la sangre ni activando la regeneración celular mas bien solo se dirige a actuar sobre la misma enfermedad mas no la causa que lo origina.